lunes, 18 de abril de 2011


Pueblo mágico, día reconfortante.

No sé cuántas veces en la vida se pueda ir a un lugar mágico, a menos que uno viva en un lugar así; sin embargo, creo yo que la cotidianidad, la costumbre, simplemente le absorberían la magia.
De pronto, después de visitar este pequeño sitio, me invadió la nostalgia, recordé ese olor a gardenias recién bañadas por el rocío, ese calor que me invadía de pies a la cabeza, los gritos de mi abuela desde la cocina, las risas de todos mis primos. Quedé transportada, de nuevo, a mi lugar favorito, a el lugar más fantástico que he podido encontrar: mi infancia. 
La mayor parte de ella la recuerdo en Veracruz, donde se ubica la casa de mi abuela y de mis tíos, en realidad de toda mi familia; donde jugaba con mis primos a todo lo posible, sin ninguna preocupación que alterara ese mi pequeño mundo.
Me encanta recordar mi infancia, sé que la añoro demasiado, tanto, que a veces hasta me da tristeza ser un adulto; quizá por eso, a veces recurro a este mi lugar favorito, unas veces muy consciente y otras tantas, creo que es sólo instinto. Trataré de plasmar exactamente como es este lugar y porque es tan especial. 
Siempre huele a lo mismo: gardenias del jardín de mi abuela, el olor a basura quemada, a caña cortada o a tierra mojada; estar aquí es atemporal, simplemente el tiempo no existe, se detiene, es como si la vida supiera que necesito que este tiempo no se me cobre, que debo tenerlo todo como siempre lo tuve, aunque sea tan sólo por un breve momento. Aquí no existe nada perturbador o intrigante, no existe preocupación por nada, lo único que habita, lamentablemente, es el temor reinante de que tendré que volver, que despertar.
 Estando aquí siento paz, alegría por lo bueno que he vivido y por saber, que siempre tendré este lugar, que mi memoria nunca lo borrará, porque yo lo necesito.

Dicen que vivir en el pasado o del pasado, no es precisamente lo más sano, pero el pasado es parte de tu vida, uno no puede simplemente pretender que no existió o no recordarlo; ese pasado hizo cambios en mi hoy, y es parte de lo que se necesitó para mi ahora. A veces, quisiera poder regresar de manera permanente, ya que el futuro, en ocasiones, parece tan incierto, que ni mis palabras de aliento pueden aclararlo un poco. 
¿Qué si me duele el haberme hecho adulto? por supuesto. Los años de mi juventud cada día son más lejanos, los momentos de mi niñez se fueron hace décadas; la vida hoy, me parece distinta, diferente, no soy quién solía ser, el dolor, la ansiedad, el pánico quizá, mi entorno en general, me han modificado.
He llegado a la edad, en la que sé aprender de todo lo triste que viví, y definitivamente, de todo aquello bello que he vivido, que vivo y viviré, no sólo aprendo, sino que lo atesoro, porque ahora sé gracias a la experiencia, que aunque no todo es efímero tampoco es eterno.
Sé que no he vivido aún todos los mejores momentos de mi vida, que me faltan grandes satisfacciones por saborear, grandes placeres que sentir; pero hoy, simplemente hoy, tuve nostalgia por mi pequeño yo, por esa niñita  risueña que solía jugar a los escondites, sin pensar en el mañana y los cambios que traería.
Supongo que en ocasiones, necesitas de un momento para recordar quien eres y quien fuiste, para remembrar  el pasado, añorar lo bueno y tenerlo siempre presente; quisiera haber podido hacer tantas cosas, pero no las hice y reprochármelo no tendría sentido ahora, torturar mi alma no es mi estilo; más bien, buscaré la manera de cumplir todo lo que ahora quiero hacer, para que cuando pase esta etapa, pueda decir que hice todo o la mayoría de todo lo que quería emprender. Por muy neblinoso que se vea el futuro, el saber que todo hasta ahora ha ido bien y el entender que quiero para mí, me dan las fuerzas para seguir, para ir en busca de mi sueños, y en esa búsqueda aprender a ser feliz.

Para finalizar piensen en su sitio favorito, aquel que es atemporal pase lo que pase, el que siempre les deja algo reconfortante y un ánimo singular. Quiero compartir una reflexión, que aunque me llevó muchos años, logré entender y que ahora es una guía en mi vida: Si es tan difícil dejar la juventud por las grandes comodidades que implica, por los buenos momentos con la familia y amigos, porque todos te protegen para que no te hagas daño; el apreciar cada instante que tuviste para ser feliz sin preocuparte, el valorar a todas las personas que formaron parte de ella y estuvieron ahí para ti, el recordarla como algo grandioso por muy bello o doloroso que fuera, y el entender que gracias a lo que sea que haya pasado, te has convertido hoy en lo que eres, es honrarla como se debe, te hace más fuerte; un adulto con un gran pasado, porque tú le estás dando el significado que se merece. Es bueno tener nostalgia, porque significa que nos importan las cosas que hemos dejado atrás, pero lo que importa realmente, es que lo que sea que añores lo tomes para impulsarte hacia adelante, a tu nuevo futuro, y no dejes que te ancle para siempre en un punto, en el que sólo hay camino hacia atrás.
En la foto Tepoztlán, un lugar especial, con mucho calor, olor a quemado y a tierra mojada. Qué bonito es lo bonito.
Lollipop

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